En el mundo de los vehículos de 4 ruedas, hay una frase muy famosa que dice que “tu coche es una extensión de ti mismo”. Y la verdad es que encaja a la perfección, ya que según numerosos estudios, los conductores españoles pasamos una media de 17 horas al año dentro de nuestro vehículo por culpa de los atascos.
Ante esta agobiante cifra, muchos de nosotros hemos optado por no sucumbir a la desesperación y convertir nuestro coche en un espacio muy personal. Y es en este momento donde procedemos a llenar nuestra cabina de artículos, amuletos, parasoles, colgantes… para hacer nuestra estancia aún más agradable. En este post repasaremos algunos de los que, sin duda, han marcado un antes y un después.
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Cubre asientos
Quien no ha visto alguna vez este artículo. El mítico cubre asientos de bolitas de madera que, según los expertos de aquellas épocas, mejoraba la comodidad del conductor para los largos trayectos. Lamentablemente, con todas las novedades que han experimentado los asientos de los vehículos actuales, el ciclo de vida de este entrañable elemento (por el recuerdo del pasado) está más que finiquitado
- Parasoles con publicidad
El sol aprieta, y poder viajar sin que el calor nos agobie o nos moleste es sin duda una clara ventaja. Pero ¿solo para nosotros? No, porque las empresas de automoción han visto en estas superficies un gancho publicitario de lo más interesante, haciendo así que nos encontremos parasoles de todos los colores, tamaños, formas y mensajes.
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Pegatinas
Para todos los gustos y preferencias, desde los más comunes como “bebé a bordo”, “papá no corras” o “si puedes leer esto, estás muy cerca”, hasta algunos con mensajes de los más originales.
- Casetes
Aquí sí que hay variedad. Son auténticas obras de arte musicales. Un coche que presuma de tener historia, necesita tener en su guantera los éxitos del “verano 73”, “el popurrí” o la recopilación de los mejores momentos del “humor de Arévalo”. Y eso es indiscutible.
- Y como no… Elvis
El atasco puede durar 3 minutos o 3 horas, puede llover o haber un sol de justicia, hacer frio o calor… pero mientras nuestro muñeco bailarín de Elvis siga moviéndose al ritmo de “Viva las vegas”, en nuestro viaje estará todo controlado. Nadie le encuentra el sentido, nadie lo compraría, pero… ¿A quién no le entusiasma?