Atascos interminables, obras traicioneras, la molesta doble (¡y triple!) fila, peatones “despistados”, media hora buscando sitio para aparcar…
Seguro que estás de acuerdo: conducir en ciudad en muchas ocasiones puede acabar con la paciencia.
Sin embargo, podemos aplicar unos consejos para que todo sea un poquito más fácil y puedas disminuir el estrés al volante.
Anticípate al atasco. Sal de casa con tiempo suficiente y ten alternativas para llegar a tu destino. Si aun así, te ves atrapado en uno, no pierdas los nervios y respeta siempre la distancia de seguridad, además de evitar cambiar constantemente de carril (está demostrado que no avanzarás más rápido).
No aparques en cualquier lado. Además de molestar a otros conductores, estacionar en prohibido puede acarrearte importantes multas o, incluso, que la grúa se lleve tu coche.
Los intermitentes, imprescindibles. Úsalos siempre y con suficiente antelación al girar o cambiar de carril.
En las rotondas, mucha atención. Evita disgustos y malas caras respetando escrupulosamente el orden de circulación.
¡Cuidado con las motos y las bicis! Respeta sus carriles y presta especial atención a no tenerlas en un ángulo muerto de tu retrovisor.
Como ves, se trata sobre todo de una cuestión de actitud y respeto. ¡Y entre todos haremos una ciudad más “circulable”!